domingo, 29 de enero de 2017

Punto y final


He puesto punto y final donde tú pusiste un punto, no es fácil, no quería, a veces hay que hacer aquello que uno no quiere. He decidido no seguir engañándome, hay cosas en la vida a las que es duro enfrentarse, esta es una de ellas quizás por la inmadurez, quizás porque tenemos que renunciar a lo que nos dice nuestro corazón para enfrentarnos a la realidad. Esa realidad era demasiado ideal, mi mente la idealizó; está claro que no todo es como imaginamos, muchas veces no vemos las cosas como realmente son, o en su defecto, no las queremos aceptar.

En realidad sabes que yo nunca he querido olvidarte pero las noches llorando en la cama se hacen largas… he decidido que tengo que dar el paso, un paso que cuesta, espero que merezca la pena porque no puedo más. Sabina tardó en aprender a olvidar 19 días y 500 noches, yo ya he pasado los 19 días pero solo 170 noches desde aquella noche, nuestra maldita noche, lo único que he conseguido es intentar concienciarme de que tengo que olvidarte, no he aprendido a hacerlo ni mucho he conseguido olvidarte. ¿Hay algún manual donde me enseñen a olvidarte? ¿Hay asociaciones tipo “alcohólicos anónimos” para corazones rotos por el primer amor?

Cuando te conocí nunca imaginé que te convertirías en alguien tan especial, nunca imaginé que te convertirías en mis pensamientos constantes y en mis letras. Tampoco imaginé que “mi primer amor” serías tú, ese alma inocente que llegó a mi vida así como por casualidad, nunca creemos que las cosas pasan hasta que realmente pasan, eso bien lo sabes.

A veces me miro al espejo cuando me resbalan las lágrimas y me las intento limpiar de la misma forma que lo hacías tú pero no funciona (-Se me ha corrido el rímel, ¿verdad? –Me da igual, a mí me gustas así), mi almohada tampoco sabe consolarme tan bien como lo hacía tu hombro, experiencia no les falta, cariño tampoco supongo que eras tú, eras especial. Cuando estoy tumbada en la cama pensando en ti y sonriendo por todo aquello termino llorando, no sé cómo lo hago, nunca imaginé que me sacarías tantas lágrimas, te voy a ser sincera, yo tampoco sabía que tenía tantas lágrimas para sacar. Sabes que lo pasé mal, que lo he pasado mal, ya no sé si sabes que lo sigo pasando mal; todas aquellas heridas que nos hicimos no están cerradas, la mayoría están abiertas, de momento tengo pocas cicatrices, espero que todas tus heridas estén cerradas ya. Sé que no soy la primera, tampoco seré la última pero es difícil, cuesta, duele… Es difícil decirle adiós a todo aquello, supongo que te acordarás de aquella primera sonrisa timidilla, de la primera caricia, bueno, y de aquella otra que te hizo más gracia cuando pusiste tu mano en mi pierna… ¡qué contarte del primer beso! No te diré nada de cuando se me escapó el inesperado “te quiero”… Desearía seguir repitiendo esos momentos a tu lado, tan inocentes e inesperados, tan cálidos, tan nuestros. Cada uno lo vivimos a nuestra manera, fuimos nuestro primer amor, para mí fuiste un descubrimiento inesperado, sorprendente, bonito e inolvidable.

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