martes, 19 de mayo de 2020

Cómo de caprichoso es el destino que hace días que no te pienso y meses que no te deseo.
Y anoché soñé contigo.
Y hoy me he topado con una foto tuya en mi Instagram.
¡Qué caprichoso el destino!


El tú de mis sueños no era ni tu tú del pasado ni tu tú de mis recuerdos.
Tu tú actual, el de la foto, no sé qué decirte. Me ha parecido extraño reconocer a alguien en una foto como si de un desconocido se tratase.

Si te soy sincera, no quiero que llegue el día en el que nos encontremos cara a cara.
No quiero enfrentarme a alguien a quien desconozco más de lo que lo hice una tarde de hace ya cinco años.
No quiero volverme a enfrentar a esas conversaciones vacías y superficiales.
No quiero confirmar que hicimos bien en distanciarnos.

Quiero seguir creyendo que quisimos lo que no pudo ser.
Que hicimos todo lo mal que se pueden hacer las cosas y que aún así nos buscábamos como si tuviéramos imanes internos que se atraían.
Quiero seguir creyendo que lo que nos hizo dañarnos hasta romper fue la inocencia y la inmadurez de aquel que no sabe a lo que se enfrenta.
Quiero seguir creyendo que nuestras miradas eran sinceras, aun sin saber descifrarlas.

Quiero creer que el día que me enfrente a lo que no me quiero enfrentar tú serás quien querías ser y estarás como me gustaría que estuvieras. Y, yo, te miraré con entereza y me alegraré de haberte perdonado.