martes, 17 de octubre de 2017

Tú no lo sabes, pero
ayer, en sueños,
miré dentro de ti.

Me vi a mí, llorando
en una esquina oscura,
acurrucada
con la cabeza entre mis rodillas.

Las dos dijimos, a la vez:
"Lo siento".

Amor y Asco @srtabebi

Más veces de las que reconocemos

Alguna vez, nos volvemos a mirar.
En algún lugar.
Callados.
Tal vez sea un semáforo en rojo, esperando
ambos al lado o de frente.
Tal vez una calle muy transitada, de esas que parecen
tener prisa porque todos pasemos por ella.
Tal vez sea un jardín, un parque, una plaza,
O tal vez sea (espera mi corazón más que yo, que no) en
 [un sueño compartido.

Alguna vez será, no sé dónde,
que nos miremos un instante,
corto en momento pero largo en esencia,
y estaremos los dos
callados.

Porque no hay nada que decir que no duela un poco
ante el ya sinsentido e insignificante momento,
muerto de melancolía,
en el que dos almas que se vieron y se sintieron y se tocaron
y no supieron amarse por miedo a quererse tanto,
se vuelvan a encontrar.

Amor y Asco @srtabebi 

sábado, 14 de octubre de 2017

Todos mis males

Con la sinceridad de los suicidas,
te he escrito cuatro letras
que leerás algún día.

No esperes encontrar mi despedida,
yo no voy a marcharme
hasta que tú me lo pidas.

Ya casi no me desvelo,
de noche, echándolo de menos.
Me sirve de consuelo,
pero en balde sigo siendo
todo un fraude, y no lo entiendo.

Déjalo estar, no pudo ser,
tendré que acostumbrarme.
Días de paz, lunas de miel,
duraron un instante.

¿Quién va a curar de mí todos mis males?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.

Con la sinceridad de los suicidas
te digo la verdad
aunque tú no me la pidas.
Tenía que cuidar mi doble vida,
y no he podido darte
lo que tú merecías.

Ya casi no me desvelo,
atándome una soga al cuello,
me sirve de consuelo.
Pero en balde sigo siendo
todo un fraude, y no lo entiendo.

Déjalo estar, no pudo ser,
tendré que acostumbrarme.
Días de paz, lunas de miel,
duraron un instante.

¿Quién va a curar de mí todos mis males?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.

Déjalo estar, no pudo ser,
tendré que acostumbrarme.
Días de paz, lunas de miel,
duraron un instante.

¿Quién va a curar de mí todos mis males?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.

¿Quién va a curar de mí todos mis males?
Echo la vista atrás y sigo siendo el más cobarde.

Sidecars

viernes, 13 de octubre de 2017

Por qué

Por qué no volvemos. Recuérdamelo, por favor. Por qué no nos queremos de vuelta, de segunda mano o de ocasión. Por qué. A ver, si es que había tantas razones, es que te juro que las había. Es que hasta las llegué a apuntar en algún sitio. Y ahora va y no las encuentro. Justo cuando más las necesito. Justo cuando solo recuerdo todo aquello que juré olvidar. Así que si no te es mucha molestia, recuérdeme por qué no nos dejamos de hostias. O por qué me las sigo dando yo.
Por qué no volvemos. Por qué no dejo de seguir tus pasos. Por qué entro en las redes sociales como quien entra a por algo que se dejó. Por qué analizo tus fotos, tus gestos, tus lugares y tus palabras. Por qué veo en cada nuevo amigo o contacto tuyo un potencial enemigo. Por qué me da miedo que me olvides con ellos, que me entierres sin mí. Por qué busco señales que al fin y al cabo tú ya no emites. Por qué. Eh. Por qué.
Por qué no volvemos. Por qué no he sido capaz de volver a sentarme en la única mesa maldita de nuestro restaurante. Por qué salgo todas las noches como si nada, como si jamás te hubiese conocido. Por qué no volvemos. Por qué sigo mirando el móvil cada dos horas simplemente para ver si estás en línea. Por qué empiezo a escribir siempre el mismo mensaje. Uno que arranca con un por qué no volvemos. Uno que sigue explicándote cuánto te echo de menos.
Yo la verdad es que no he aprendido. Sigo estando igual. Me siguen haciendo daño las mismas cosas. Me siguen emocionando las canciones de siempre. Sobre todo ahora, que sé que en realidad todas me hablaban de ti. Me veo con los mismos amigos a los que les ruego que no me hablen de ti. Por eso, te podría decir que he cambiado. Que ahora sí que sí. Que ahora entiendo por qué no funcionó lo nuestro. Que por qué no volvemos. Que por qué no intentarlo, sabiendo lo que sabemos. Pero te estaría mintiendo. Nos estaríamos engañando de nuevo.
Y volveríamos dispuestos a ello, tan solo por lo mucho que nos queremos.
Tan absurdo como cuando estábamos juntos y tras cada silencio resonaba siempre la misma pregunta.
Por qué no lo dejamos.

Risto Mejide

martes, 12 de septiembre de 2017

Aprendizaje

Hay momentos en la vida en los que reflexionar es necesario, a veces para aprender y otras para olvidar, realmente diría que siempre para aprender pues hay que aprender a olvidar. El aprendizaje forma parte de nuestras vidas desde el minuto uno de estas, ya que la supervivencia es nuestro instinto y para ello realizamos ese proceso.

Siempre me ha gustado aprender, para qué mentir, aunque como todo hay cosas que gustan más o menos. El problema llega cuando en vez de gustar o no, duele o no, es entonces cuando te das cuenta que la vida no es tan perfecta ni idílica. No estoy hablando de un desamor, que sí. Pero es ese desamor el que te hace plantearte una serie de cuestiones sobre la vida (y tu vida) que duelen. Esas reflexiones a las que llegas no son: ¿me quería? ¿realmente sentía algo por mí? ¿en quién pensará ahora? Porque eso es lo que nos aferramos a pensar evitando así llegar al fondo del asunto.

Porque hay situaciones en la vida que la desordenan, te hacen plantearte cosas que nunca se te habían pasado. Y es entonces cuando comienzas a entender a los de tu alrededor.