miércoles, 24 de mayo de 2017

Algunas veces necesitamos que alguien se quede a bailar la última canción. Aunque no sepa bailar. Aunque ya no haya música.

martes, 23 de mayo de 2017

ESOS

ÉRAMOS DE ESOS (2)

Quizá somos de esos que se odian tanto como se desean,
Destinados a enfadarnos a los cinco minutos de besarnos,
De mandarnos a la mierda para luego cenarnos juntos...
Bueno, y cenar entre risas, también. Tres días sin hablarnos
y deseando que uno de los dos ceda. Picarnos, picarnos a
todas horas. Hacernos los enfadados para acabar a carcajadas.
Incapaces de estar bien una semana seguida, pero que
no soportaríamos perdernos. Y si uno de los dos necesita
algo, ahí estamos, aunque sea de madrugada.

Raros, muy raros, pero que nos queremos a nuestra manera.
Esa que quizá nadie entiende. Pero cuando terminamos
de mirarnos, tampoco hace falta. Ahí todo se para, y lo
comprendemos a la perfección.

Defreds
ENTENDERLO EN TUS HOYUELOS

   Todavía recuerdo lo roja que se te ponía la cara cuando te susurraba al oído que al llegar a casa te iba a hacer el amor en el pasillo. Y te mordía los mofletes en el ascensor.
   Nadie entendía lo que te gustaban los besos en la fente.
De esos que yo te daba sin avisar. Y de la mala hostial que te ponías si despeinaba tu flequillo.
   Me agarrabas por detrás mientas hacía un poco de pasta:
   -No hagas muchas, que ceno poquito.
  Un día que te engañçe y te dije que buscaras debajo de la almohada. No había sueños. Una rosa blanca como tu piel.
Compartíamos caricias, de esas ya olvidadas.
   Y tu maldita manía de no decir nada, de mirarme a los ojos y que tuviera que entenderlo todo en tus hoyuelos.

Defreds

lunes, 22 de mayo de 2017

"Desde que me hice consciente de que era más feliz llorando por ti que sonriendo con otros, la vida me parece menos vida".

Ojalá fuera así.

EL BUCLE

Hace ya más tiempo del que parece, casi prefiero ni contar
cuánto. Pero lo reconozco: me ilusioné contigo. Normal,
tienes esa capacidad de enganchar con la primera palabra.
Y así fue. No iba a ser conmigo una excepción. No podía
pedir absolutamente nada más. Cada caricia tuya me
revolucionaba tanto que no podría explicarlo con letras.
Eso era suficiente para comer de tu mano, al menos por un
rato. Además, esa brutal mezcla de ser capaz de enfadarnos
y volver a enamorarnos en el mismo día, bien sabes que
termina enganchando. Para pasar de ni mirarnos en horas
a clavarnos las pupilas mientras nos corríamos.

Y ya sabes qué pasa cuando alguien lo da todo, y el otro
lado va a semanas. Todo se rompe, pero lo peor es que
nunca (o al menos casi nunca) del todo.

Y ahí estamos, ya ha pasado bastante, a penas nos vemos.
Digamos que me he prohíbo hablarte. Algunas veces he
caído, con tus oportunos mensajes diciendo que me echas
de menos, y terminamos en el mismo bucle. De tú poder
con todo, y yo caer con todo. Otras, sacando fuerzas de las
que ya no me quedan, he apagado el teléfono.

Me prometo por las noches que no habrá una próxima
vez, algunas, incluso, me lo creo un poco. Me preguntan si
todavía pienso en ti, y, joder, pues digo que no, que eso ya
está más que olvidado. Y ojalá, ojalá fuera así y pudiera no
quererte, pero te quiero.

Defreds