jueves, 21 de noviembre de 2019

¿Por qué?

¿Por qué te tocó a ti?
¿Por qué cuando no lo merecías?
¿Por qué cuando no estábamos preparados?

Siendo la más fuerte,
la que menos flojea,
la que nos soporta a todos,
fuiste tú.

Nos pilló de improvisto cuando por fin nos reuníamos todos.
Cuando por fin íbamos a disfrutar.
Nuestro sueño se rompió.
Nuestra vida dio una vuelta de 180º.

Todavía no hemos sido conscientes de la suerte.
Seguimos escudados en la pena.

¿Por qué miramos hacia atrás?
¿Por qué no hacia delante?
¿Por qué no lo agradeces?
¿Por qué no eres consciente de la gratitud que deberíamos sentir?

Me encantaría ayudarte,
tranquilizarte y consolarte.
En cambio, solo soy capaz de intentar distraerte
   y culpabilizarte.

¿Por qué cuando necesitamos estabilidad?

Ojalá fueras capaz de desconectar,
de agradecer
y de mirar hacia delante.

¿De qué nos sirve mirar el pasado?
Lo que fue y no ha sido, ¡y menos mal!

¿Por qué no juntamos nuestras fuerzas hacia un futuro libre de preocupaciones y lleno de felicidad?
¿Por qué no empezamos a agradecer en vez de reiterarnos en lo que pudo haber sido?

Eres fuerte,
lo sabes.

Eres fuerte,
a veces está bien ser débil
a veces está bien caer.

Eres fuerte,
siempre tienes que luchar
siempre tienes que demostrar lo que vales.

Te queremos mucho.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Y qué curioso que aun hoy sigáis siendo un pensamiento recurrente,
¿por qué las dos personas que más daño me habéis hecho?
¿Por qué después de todo?

Los dos con vuestra indescriptible manera de ser,
dejando que os quisiera y que os demostrara lo que no le he demostrado a nadie,
ambos tan lejanos en el tiempo y el espacio.

Vosotros, con esa rápida conexión inicial.
Vosotros, con esa extraña confianza.
Vosotros, con esa forma tan vuestra de hacer daño.
Vosotros, con esa indiferencia que nunca entendí.
Vosotros, con esa reiteración al olvidó que siempre envidiaré.

Tú, con esas sonrisas que me dedicabas.
Tú, con tus maneras de ponerme de los nervios.
Tú, siendo hermético.
Tú y tus celos sin fundamento.
Tú y lo que no fuimos,
         por tu miedo estúpido.
Tú y yo y nuestra tonta manía de no ceder.


Tú, con tu capacidad de tocar tierra.
Tú, con la facilidad de restar importancia.
Tú, con la necesidad de hacer feliz a tu entorno.
Tú y la extraña forma en la que te ponía de los nervios.
Tú y lo que dejamos de ser,
         por las habladurías estúpidas.
Tú y yo y nuestra tonta manía de no ceder.



Vosotros, de los que tan pronto me despedí.

él y sus besos
ella y sus abrazos
yo y mis lágrimas

viernes, 1 de marzo de 2019

Porque nuestras miradas siempre serán complicidad, aún cuando la tuya desprendía dolor y la mía indiferencia. Incluso en medio de todas, siempre nos comprenderemos, a pesar de la distancia que nos hemos impuesto, a pesar de lo que fuimos la una para la otra.

domingo, 13 de enero de 2019

Satisfacción en la tranquilidad

Nunca entenderé cómo lo conseguimos, cómo pasamos de tener esa complicidad a ser desconocidos. Cómo es de duro que tu rutina favorita, tu día a día, pase a ser lo más desconocido y lejano en cuestión de días, horas, segundos... Y seguir sin entender cómo el tiempo y la distancia hacen que ni siquiera te reconozcas en tus recuerdos, que te sientas extraño en tu propia piel.
Porque siempre me quedaré en esa sonrisa y esa mirada que me arropaba tras los besos, con esos abrazos que borraban lágrimas, con esas despedidas tan amargas y tan frías que tanto dolían, pero sobre todo con la tranquilidad de quien da todo lo que tiene sin esperar nada a cambio.
Con la satisfacción de que cuando pierdes a alguien, te encuentras a ti mismo.

jueves, 10 de enero de 2019

¿Por qué vuelves si nadie te ha llamado?
¿Por qué te sigo dejando entrar?
¿Por qué es siempre lo mismo?
¿Por qué si nunca fue?