Desde muy pequeños nos advierten que pequeños gestos tienen grandes consecuencias, no es hasta que crecemos cuando somos conscientes de ello. En la sociedad actual todo son grandezas, poco podemos decir de los pequeños detalles que son los que marcan la diferencia y permiten alcanzar los grandes logros. La perseverancia y la constancia son las claves del éxito, aquellas personas que viven a través de ilusiones y que transmiten grandezas son las que pretenden alcanzarlo, pero por contra son aquellas que con sus pequeños pasos y esfuerzos logran lo supremo, no por ello son más transparentes, todo lo contrario.
El otro día escuché que somos como un árbol, nacemos siendo las raíces y vamos construyendo nuestro tronco hasta llegar a la copa, el camino no es fácil; nos desviamos, esos desvíos que tomamos son las ramas que al final llenan nuestra vida de experiencias, nos hacen más fuertes y hacen que luzcamos mejor.
En ocasiones cuando tomamos esos desvíos hacemos crecer una rama y no nos damos cuenta de sus consecuencias. Vamos a impedir que la luz del sol le llegue de forma tan directa a la otra rama que había debajo,
un simple gesto, una gran consecuencia. Al final esa rama pequeñita conseguirá salir adelante, lucirá incluso más bonita pero precisamente porque habrá luchado más, será más fuerte y sus experiencias habrán sido más numerosas. Esa rama que parecía que iba a quedar en la sombra se llena de flores, rosa amaranto, preciosas, únicas, vistosas.
P.D. Que tu objetivo sea convertirte en esa rama.