sábado, 22 de agosto de 2020

La conversación

 No sé si me lees. 

Tampoco sé si quiero saberlo. 

Ni siquiera sé si quiero que lo hagas. 


Me parece un poco absurdo escribir aquí, es como si de alguna forma te lo dijera a ti. 

Aunque a estas alturas, ¿para qué? 


Tras tu 'no-llamada' del otro día, no sé si fue hace un mes o dos, pensé que igual uno de los dos tendría que haber dado el paso. 

Y preguntar qué tal, qué tal estos tres años. 

Y no quedarnos en un bien como solíamos hacer, sino hablar y contarnos cosas. 


Hoy esto me parece imposible, porque ni siquiera lo era en su día.

Aunque no te voy a engañar, he fantaseado con la idea: llamarnos, preguntarnos qué tal y responder sinceramente demostraría que los dos nos hemos superado.

Algo que quizá no quedo muy claro en nuestra última conversión, ¡qué dramático suena esto!


Yo ahora tengo la tranquilidad que solo el tiempo me ha podido dar.

Me siento feliz y satisfecha con cada paso que he dado y doy.

Me costó salir adelante de aquel agujero en el que estaba metida, pero ni he olvidado ni odio todo lo que estaba en aquel agujero.

Sabes que en su día contigo me quedaron muchas espinas clavadas, hoy solo tengo una: conseguir tener una conversación sincera y adulta.

No la quiero tener ni sobre lo que pasó ni sobre lo que vino después, sino sobre la vida en general.

Tampoco quiero que sea ya, ni en tres años, quiero que sea cuando los dos demostremos que estamos preparados.

Preferiblemente antes de nuestra próxima vida. 


Con cariño, 


P


miércoles, 22 de julio de 2020

¿Qué decirte hoy?
La verdad es que no sabría ni por dónde empezar.
¡Y qué pena!

Me gustaría poder decir
que tras tres años has reunido valor
que hemos sabido tener una conversación como adultos
y que, por fin, sabemos algo el uno del otro.

Sin embargo, lo único que puedo decir es que ayer me encontré al otro lado del teléfono a la misma persona que tiempo atrás.
Esa que sigue jugando.
Esa que no sabe ir más allá.

Hoy un fantasma del pasado vive en mí.
Llevo todo el día preguntándome el porqué,
no sé darle solución,
ojalá me ayudaras.

No entiendo por qué lo hiciste
y, menos, de la manera en que lo hiciste.

Al final de nuestra relación no te entendía.
Hoy, sigo sin hacerlo.

¡Cómo te ha gustado siempre descolocar mi mente!

Me has demostrado que igual te importo más de lo que me ha demostrado tu silencio estos años.
Aunque también me has demostrado que piensas que soy más tonta de lo que soy.

¿Por qué vuelves casi tres años después?
¿Qué quieres de mí?

En fin, N.
¡Cómo me gustaría que le echaras valor a la vida!
¡Cómo me gustaría que te atrevieras a decirme eso que llevas tanto tiempo callando!
¡Cómo me gustaría equivocarme con lo que pienso!

Quiero que sepas que, tal y como te dije en su día, puedes contar conmigo para lo que necesites.
Aunque no te lo merezcas.

Con el cariño que te guardo,

P

P.D. Después de aquel audio no creí que te merecieras una llamada, no creí que merecieras que te molestara más.
Así lo he creído estos casi tres años.
Hasta hoy, que me doy cuenta de que a ti ese gesto que a mí tanto me costó no te ha importado nada.
Cuando me cambié de teléfono y reapareciste en mi “agenda telefónica” lo entendí como una señal, tú me lo has demostrado.


jueves, 9 de julio de 2020

no entiendo
hoy me ha dado por recordar con ternura aquella tarde en las escaleras, nuestras escaleras, como tú solías llamarlas
si te soy sincera, nunca entendí por qué las llamabas así, si solo pasamos una tarde
supongo que por lo que significó para ti aquel día

rompí a llorar, para mí era algo habitual ya que estaba rota y deshecha
hoy entiendo que para ti no lo fue tanto, acostumbrado a ver alguna lágrima tras la ventana, no esperabas que aquel día lo hiciera a tu lado

demasiadas emociones, demasiada inconsciencia y demasiada desubicación para mí en aquellos días

sentía que eras mi refugio, aunque bien sabes que eras mi huida

a pesar de que nunca fue así, aquel día sentí que me querías y me respetabas

tengo un recuerdo muy agradable de aquella tarde: aquellos abrazos que me reconfortaban, aquellas palabras que me dibujaban una sonrisa en la cara y aquella preocupación tan tuya, que solo pasó aquella tarde

si tuviera que quedarme con un momento de los meses contigo, creo que sería aquella tarde
aunque sabes que no todo fue pasárselo bien

creo que es porque aquella tarde me da el consuelo de que algo bien sí que nos llevábamos y nos queríamos, de una manera sana, aunque los dos sabemos que nuestra relación fue más tóxica que el veneno

con lo que escribo aquí parece que me contradigo cuando digo que ya no me acuerdo de ti
es cierto que a veces me da por hacerlo

ya he aprendido que si en estos tres años no has sabido buscarme ni encontrarme es porque aquel "Paula, siempre me acordaré de ti" no fue sincero

si busco en mi memoria diría que fue lo más sincero que me dijiste, por tu tono de voz, tu mirada y el momento
pero la madurez y el tiempo me han hecho entender lo que tú tantas veces me echaste en cara:las palabras hay que demostrarlas

en 3 años no has tenido la cobardía de hacerlo

siempre te creí cobarde,
el tiempo me lo ha demostrado

el tiempo me ha demostrado tantas cosas, que me ha hecho quien soy hoy

ojalá a ti también te haya ayudado

si aquel recuerdo sincero no fue más que agua de borrajas (tú me enseñaste esa expresión), no me quiero imaginar el resto

sabes que siempre nos quedó una conversación pendiente
éramos impulsivos, inexpertos, inconscientes e inmaduros; al menos, en el amor

hoy otro gallo hubiera cantado
aunque ya no cantará

martes, 19 de mayo de 2020

Cómo de caprichoso es el destino que hace días que no te pienso y meses que no te deseo.
Y anoché soñé contigo.
Y hoy me he topado con una foto tuya en mi Instagram.
¡Qué caprichoso el destino!


El tú de mis sueños no era ni tu tú del pasado ni tu tú de mis recuerdos.
Tu tú actual, el de la foto, no sé qué decirte. Me ha parecido extraño reconocer a alguien en una foto como si de un desconocido se tratase.

Si te soy sincera, no quiero que llegue el día en el que nos encontremos cara a cara.
No quiero enfrentarme a alguien a quien desconozco más de lo que lo hice una tarde de hace ya cinco años.
No quiero volverme a enfrentar a esas conversaciones vacías y superficiales.
No quiero confirmar que hicimos bien en distanciarnos.

Quiero seguir creyendo que quisimos lo que no pudo ser.
Que hicimos todo lo mal que se pueden hacer las cosas y que aún así nos buscábamos como si tuviéramos imanes internos que se atraían.
Quiero seguir creyendo que lo que nos hizo dañarnos hasta romper fue la inocencia y la inmadurez de aquel que no sabe a lo que se enfrenta.
Quiero seguir creyendo que nuestras miradas eran sinceras, aun sin saber descifrarlas.

Quiero creer que el día que me enfrente a lo que no me quiero enfrentar tú serás quien querías ser y estarás como me gustaría que estuvieras. Y, yo, te miraré con entereza y me alegraré de haberte perdonado.

sábado, 18 de enero de 2020

Hoy 15 enero 2020

Sé que hoy me esperabas
Tanto como yo lo hacía aquel 3 de mayo:
Nada.

Espero no haberte descuadrado los esquemas,
Ni haberte hecho dudar,
Como tú hiciste.

Me ha hecho feliz comprobar que esas mariposas en el estómago no aparecen cuando te veo.
Y que mi corazón no va a mil por hora mientras espera tu mensaje que nunca llega, pero sí cuando espera otro.

En cambio, me ha dado ternura verte llegar con tu padre.
Y ver cómo detrás de la cortina me mirabas para asegurarte de que era yo.
Aunque, si te digo la verdad, no sé si la ternura me la produces tú o tu padre.

¡Lo que hace el tiempo!
Cura, aleja y cambia.
¡Y menos mal!

He de ser sincera,
Me ha dado pena.
Me ha dado pena que fuera así, detrás de una cortina.
Más pena me ha dado comprobar que no estás como me gustaría que estuvieses.
Ojalá un día le eches el valor a la vida que te falta, que tengas las narices (madurez) de enfrentarte a ella.
Ojalá algún día te encuentre, me saludes y me digas que tu vida es cómo me gustaría que fuera.

Qué dichosa esta vida
Y qué tonta yo.
Que en vez de olvidarte, te guarde cariño.
Y me produzcas ternura, después de esas heridas, de las que aún hoy conservo las cicatrices. Y de las que sé, muy difícilmente, podré deshacerme.

Ojalá esta, la vida, te traiga la fuerza que necesitas.
Que te ayude a entenderte y a sincerarte.

Qué intensita estoy últimamente,
Espero que no pienses que estoy loca por ti.
Ambos sabemos que esa fue una realidad durante mucho tiempo.
Hoy agradezco que ya no sea así.

Como te dije la última vez que te dediqué mis palabras:
siempre serás mi primero,
aunque nunca mi presente.

Con cariño,
P