jueves, 8 de marzo de 2018

Sin cobardía

Voy a ser claro.
A mí el daño házmelo cuanto antes.
A mí no me digas eso de "no te lo dije antes para no hacerte daño".
Así duele más. Así me vas a joder el doble.

Historias de un náufrago hipocondríaco, Defreds

Tú ya no sales

¿Sabes todos esos sueños y proyectos de los que te he hablado sin parar?
¿Sabes esos viajes que solo con pensar en ellos me hacían sonreír?
¿Recuerdas cuando las cosas no salían y yo lo seguía intentando?

Pues en todos esos proyectos, tú ya no sales.

Contaba contigo, pero decidiste que arriesgar por tus sueños era demasiado para ti.

Historias de un náufrago hipocondríaco, Defreds

domingo, 4 de marzo de 2018

El desierto

Siempre has sido demasiado sur. Y yo, aparte de ser norte, lo pierdo fácilmente por ti.
Y esas canciones de Marwan tienen demasiados "mensajes escondidos" que tú nunca has entendido.
He bajado el volumen y me he dado cuenta de que somos un enorme y amplio silencio.
Ya no vamos a volver a sonar. Prefiero ahogarme en soledades que en tu triste desierto.

Defreds

lunes, 26 de febrero de 2018

Que no te cuenten milongas. Ni regalos, ni aniversarios, ni siquiera el mejor polvo sobre la mejor cama. El amor del bueno se demuestra solo en tres momentos clave: en el fracaso, en la enfermedad y en el perdón. Todo lo que no sea esos tres momentos, es todo mentira. Autoengaño emocional. Facilidad de cariño. Un quererse mientras nos sea cómodo. El fracaso y la enfermedad vienen, normalmente solos. No hace falta ir a buscarlos a ningún sitio. Son las hostias que te da la vida sin que las pidas, y muchas veces sin que ni siquiera las merezcas. La única ocasión que depende de nosotros de alguna forma es el perdón. Perdonar es la única actividad que nos hace amables, es decir, ser signos de ser amados. Perdona pero perdona de verdad. Quien no perdona no ama. Quien nunca ha sido perdonado aun no tiene seres queridos. Y quien no sabe perdonar, aún no sabe querer de verdad. Perdona pero perdona hasta el final. Que cuando hablo de perdonar, no me refiero a pronunciar simplemente un "te perdono". No. Eso es maquillaje moral. Bienquedismo social. Eso es sólo el principio de un proceso que, quieras o no, va a durar lo que los dos tardéis en recuperar. Porque el perdón de verdad queda lejos de un borrón y cuenta nueva. Perdona pero perdona lo que haga falta. Es que en esta vida serás tan grande como el perdón que hayas sido capaz de otorgar. Así de claro. Tal cual. Perdona pero perdónalo mucho. Nada más triste que tener que olvidar. Perdonas cuando esto que ha pasado, lejos de separarnos, nos ha unido más. Perdona pero sobre todo sé perdonado. Porque oportunidad, porque esta vuelve a ser la primera. Creer en lo que se había construido antes de cagarla. Y ser consciente de que puede que nos volvamos a equivocar. Es el hoy por ti mañana por mí de las relaciones humanas. Y por último, perdona a quien haya que perdonar. Piensa siempre que la alternativa es ir por la vida pidiendo permiso. Y eso, como todo el mundo sabe, sí que es una cagada monumental.

Risto Mejide

viernes, 9 de febrero de 2018

ULTIMÁTUM

Que no entiendo por qué cuando yo ya he ido y he vuelto cinco veces tú sigues ahí parado pensando qué camino coger. Y en lugar de avanzar, vamos para atrás. Como los cangrejos. No entiendo o no quiero entenderlo. Que quizá es eso, que no hay nada que entender. No eres la persona que esperaba que fueses y punto. Y ya está. Que quizá te asigné el papel equivocado en el teatro de mi vida y tenga que recolocar a los personajes, el escenario incluso el tiempo. Porque también quizá sea eso. No era el momento.
Y tal vez cuando alguien decida echarme un sprint para acabar ganando una carrera de fondo. Cuando alguien me adelante por la izquierda o mejor aún, por la derecha. A lo temerario. A lo "living la vida loca". Sin miedo. Sin dudas. Sin indecisiones. Será cuando merezca la pena que pise el acelerador. Que con los pies en la Tierra, (eso siempre, por si acaso) suba a la Luna y que sin embargo me dé cuenta que dicha persona está esperándome en Marte. Mesa para dos. Cena de marcianos. De extraterrestres. De seres que dicen quererse aquí y allá. Desde el principio. Que se lanzan al espacio solos, pero vuelven juntos y de la mano. Que quizá es eso. Que somos raros. Que las personas que buscamos eso somos seres verdes con antenas y viajamos en naves espaciales. Y sin embargo, yo me veo bastante normal. No creo que pida tanto. Y por eso, porque has resultado ser o mejor dicho no ser, mi extraña persona verdadera. Porque ahora sé que valorarse es entender que si te van a querer a ratos es mejor que no te quieran. Porque fue bonito mientras duró. Mientras soñé contigo. Mientras hacíamos el amor, y eso que yo solía pensar que era él quien nos lo hacía a nosotros... pero no, ya veo que no fue así. Por eso decido poner fin a este descontrol de citas mensuales, de ilusiones esporádicas y alegrías en fascículos. Porque la vida sigue y dicen que cuando una puerta se cierra una ventana se abre. Y quién sabe si quizás, mientras te cuento el final de este capítulo, me viene la inspiración para uno nuevo.

Del blog, "vuelo a ninguna parte"