lunes, 22 de mayo de 2017

Ojalá fuera así.

EL BUCLE

Hace ya más tiempo del que parece, casi prefiero ni contar
cuánto. Pero lo reconozco: me ilusioné contigo. Normal,
tienes esa capacidad de enganchar con la primera palabra.
Y así fue. No iba a ser conmigo una excepción. No podía
pedir absolutamente nada más. Cada caricia tuya me
revolucionaba tanto que no podría explicarlo con letras.
Eso era suficiente para comer de tu mano, al menos por un
rato. Además, esa brutal mezcla de ser capaz de enfadarnos
y volver a enamorarnos en el mismo día, bien sabes que
termina enganchando. Para pasar de ni mirarnos en horas
a clavarnos las pupilas mientras nos corríamos.

Y ya sabes qué pasa cuando alguien lo da todo, y el otro
lado va a semanas. Todo se rompe, pero lo peor es que
nunca (o al menos casi nunca) del todo.

Y ahí estamos, ya ha pasado bastante, a penas nos vemos.
Digamos que me he prohíbo hablarte. Algunas veces he
caído, con tus oportunos mensajes diciendo que me echas
de menos, y terminamos en el mismo bucle. De tú poder
con todo, y yo caer con todo. Otras, sacando fuerzas de las
que ya no me quedan, he apagado el teléfono.

Me prometo por las noches que no habrá una próxima
vez, algunas, incluso, me lo creo un poco. Me preguntan si
todavía pienso en ti, y, joder, pues digo que no, que eso ya
está más que olvidado. Y ojalá, ojalá fuera así y pudiera no
quererte, pero te quiero.

Defreds

domingo, 21 de mayo de 2017

Palabras

Un día tiene 24 horas, 1440 minutos, 86400 segundos. Nos cuesta articular una palabra una media de 2 segundos, teniendo en cuenta las horas que dormimos y las que estamos callados podemos disponer de aproximadamente 50400 segundos, lo que se traduce en 25200 palabras.

¿Alguna vez nos hemos preguntado su valor? La cantidad de palabras que pronuncian nuestros labios a lo largo del día es inumerable, considerando la inflcuencia de los sentimientos, el efecto que produce en las personas a las que llegan es impredecible.

Sabemos que hay palabras pronunciadas incomprendidas, los "¿qué? ¿qué has dicho? De verdad que no te he entendido", como si nada, puede ser una estupidez pero quieriendo llegar a la otra persona resulta misión imposible; son esos momentos de sinceridad que acaban en un "no te he escuchado, ¿qué decías?" que acaban destrozando; el intento de abrirte y sincerarte termina cerrándote. También hay palabras de las que no obtenemos respuesta, los "mamá me marcho", los te quiero no correspondidos, los "vamos a ponerle un poco de cordura a esto", son tantos momentos y tantas palabras de las que no obtenemos respuesta...

A lo largo de nuestra vida hemos podido pronunciar más palabras de las que hubiéramos querido, los arrepentimientos siempre llegan tarde, cuando nada hay por hacer. Pero también hemos dejado muchas palabras sin decir... y siempre a las mismas personas.

Y es que hay momentos en los que deberíamos habernos mordido la lengua, pero otros muchos tendríamos que haberla dejado suelta, que hablara y soltara todo aquello que tenemos dentro, que sentimos y no nos atrevemos a expresar.

Porque todavía me quedan muchas cosas por decirte, porque en su día me mordí mucho la lengua pero ya no puedo más:

Porque me hacías sonreír con lo más simple, porque conquistaste esas sonrisas sinceras que nadie antes había descubierto en mí. Porque podíamos estar una semana hablando todos los días y tres sin saber el uno del otro, pero me gustaba saber de ti todos los días y cada noche mataba por un abrazo tuyo. Porque confié y me fie de ti antes de saber que podía hacerlo, así he tropezado mil veces contra ti, rebotando y cayendo donde no debí hacerlo. Porque confío en ti como en nadie, aunque nunca me has dado motivos para ello. Porque en ningún momento tuvo sentido para nadie, menos para mí. Porque nadie tendrá más sentido en mi vida que tú, los momentos juntos fueron los que más sentido han tenido en mi vida en los últimos meses. Porque nunca supimos hacía dónde iba. Porque a veces me volvías loca, pero ordenabas mi vida gracias a la forma en que veías la tuya.

Porque puede que hoy no seas para mí, ni mañana, o puede que sí.

"Lo que ha de suceder, sucederá"
Publio Virgilio Marón

Somos así, estamos locos, puede que nos conozcamos más de lo que creamos. Y es que a veces sabía lo que me ibas a decir antes de abrir esos labios que tanto me gustan, solo espero volverlos a ver abiertos. Hasta que no los abras sabes que es más que insensato intentar cualquier cosa. Así que si por casualidad acabas leyendo estas letras, no le des demasiadas vueltas, no busques ese doble sentido ni te quedes con lo más sutil, quédate contigo.

Y es que es así, a veces nos olvidamos de decir lo más importante y nos arrepentimos.

sábado, 20 de mayo de 2017

Cómo te voy a decir que lo que hoy hace que nos odiemos es precisamente habernos querido tanto y tan mal sin que suene a despedida

@srtabebi

Personas I

LIX

No jode la vida
ni joden los recuerdos.
Joden las personas.

@srtabebi

viernes, 19 de mayo de 2017

Adiós

¿Estamos preparados para decir adiós? Los estudios revelan que los perros no tienen noción del tiempo por lo que cuando su dueño se va de casa piensan que no van a volver. ¿Nosotros sabemos cuando decimos adiós por última vez? He dicho a tantas personas adiós por última vez sin saber que iba a ser la última que entre las manos y los pies me faltan dedos, tendría que haberme acostumbrado pero cada vez duele más. Creo que cada vez el dolor es más intenso porque me cuesta confiar en las personas y una vez que les cojo confianza y cariño es porque lo merecen y pienso que van a durar para siempre en mi vida, qué ilusa.
El sentimiento del adiós definitivo a una persona es difícil de describir, quizá porque no es único, varía de cada persona a la que se lo decimos. Un amigo, "aquel que iba a ser tu compañero de vida", esa niña que se sentaba a tu lado en clase, ese familiar al que solo viste un día cuando tenías 8 años, aquel que te saludaba todas las tardes de vuelta a casa educadamente, esa amiga que parecía eterna... Son tantos, imposible enumerarlos, improbable que cada uno no despierte un sentimiento, difícil no echar de menos algo de cada uno, absurdo recordarlo, increíble lo rápido que ha pasado, inviable ponerse en contacto con todos ellos.

¿Recuerdas aquel hola tímido a cada uno de ellos? Supongo que de algunos hará tanto tiempo que
será imposible. Para otros tendrás la memoria demasiado clara, los detalles demasiado frescos.

Ahora ponte a recordar un instante con cada uno de ellos. Estremecedor, ¿verdad? ¿Con cuál te quedas? ¿Puedes decidir? Yo me quedo con los momentos de aquellas personas que han decidido quedarse en mi vida y con los de aquellas que no pueden estar (queriendo estar), porque son esos momentos los que de verdad merecen la pena, los momentos en los que se invierte el tiempo y no se pierde.

Es momento de pensar en el adiós. En el instante que les dijiste adiós a esas personas, ¿sabías que iba a ser la última vez que tendrías la oportunidad de decírselo? Si lo sabías, ¿lo aprovechaste para despedirte con sinceridad? Si no lo sabías, ¿piensas que el tiempo con aquellas personas fue invertido o perdido?



P.D. Quien fuera un perro, su dueño siempre vuelve.