domingo, 21 de mayo de 2017

Palabras

Un día tiene 24 horas, 1440 minutos, 86400 segundos. Nos cuesta articular una palabra una media de 2 segundos, teniendo en cuenta las horas que dormimos y las que estamos callados podemos disponer de aproximadamente 50400 segundos, lo que se traduce en 25200 palabras.

¿Alguna vez nos hemos preguntado su valor? La cantidad de palabras que pronuncian nuestros labios a lo largo del día es inumerable, considerando la inflcuencia de los sentimientos, el efecto que produce en las personas a las que llegan es impredecible.

Sabemos que hay palabras pronunciadas incomprendidas, los "¿qué? ¿qué has dicho? De verdad que no te he entendido", como si nada, puede ser una estupidez pero quieriendo llegar a la otra persona resulta misión imposible; son esos momentos de sinceridad que acaban en un "no te he escuchado, ¿qué decías?" que acaban destrozando; el intento de abrirte y sincerarte termina cerrándote. También hay palabras de las que no obtenemos respuesta, los "mamá me marcho", los te quiero no correspondidos, los "vamos a ponerle un poco de cordura a esto", son tantos momentos y tantas palabras de las que no obtenemos respuesta...

A lo largo de nuestra vida hemos podido pronunciar más palabras de las que hubiéramos querido, los arrepentimientos siempre llegan tarde, cuando nada hay por hacer. Pero también hemos dejado muchas palabras sin decir... y siempre a las mismas personas.

Y es que hay momentos en los que deberíamos habernos mordido la lengua, pero otros muchos tendríamos que haberla dejado suelta, que hablara y soltara todo aquello que tenemos dentro, que sentimos y no nos atrevemos a expresar.

Porque todavía me quedan muchas cosas por decirte, porque en su día me mordí mucho la lengua pero ya no puedo más:

Porque me hacías sonreír con lo más simple, porque conquistaste esas sonrisas sinceras que nadie antes había descubierto en mí. Porque podíamos estar una semana hablando todos los días y tres sin saber el uno del otro, pero me gustaba saber de ti todos los días y cada noche mataba por un abrazo tuyo. Porque confié y me fie de ti antes de saber que podía hacerlo, así he tropezado mil veces contra ti, rebotando y cayendo donde no debí hacerlo. Porque confío en ti como en nadie, aunque nunca me has dado motivos para ello. Porque en ningún momento tuvo sentido para nadie, menos para mí. Porque nadie tendrá más sentido en mi vida que tú, los momentos juntos fueron los que más sentido han tenido en mi vida en los últimos meses. Porque nunca supimos hacía dónde iba. Porque a veces me volvías loca, pero ordenabas mi vida gracias a la forma en que veías la tuya.

Porque puede que hoy no seas para mí, ni mañana, o puede que sí.

"Lo que ha de suceder, sucederá"
Publio Virgilio Marón

Somos así, estamos locos, puede que nos conozcamos más de lo que creamos. Y es que a veces sabía lo que me ibas a decir antes de abrir esos labios que tanto me gustan, solo espero volverlos a ver abiertos. Hasta que no los abras sabes que es más que insensato intentar cualquier cosa. Así que si por casualidad acabas leyendo estas letras, no le des demasiadas vueltas, no busques ese doble sentido ni te quedes con lo más sutil, quédate contigo.

Y es que es así, a veces nos olvidamos de decir lo más importante y nos arrepentimos.

sábado, 20 de mayo de 2017

Cómo te voy a decir que lo que hoy hace que nos odiemos es precisamente habernos querido tanto y tan mal sin que suene a despedida

@srtabebi

Personas I

LIX

No jode la vida
ni joden los recuerdos.
Joden las personas.

@srtabebi

viernes, 19 de mayo de 2017

Adiós

¿Estamos preparados para decir adiós? Los estudios revelan que los perros no tienen noción del tiempo por lo que cuando su dueño se va de casa piensan que no van a volver. ¿Nosotros sabemos cuando decimos adiós por última vez? He dicho a tantas personas adiós por última vez sin saber que iba a ser la última que entre las manos y los pies me faltan dedos, tendría que haberme acostumbrado pero cada vez duele más. Creo que cada vez el dolor es más intenso porque me cuesta confiar en las personas y una vez que les cojo confianza y cariño es porque lo merecen y pienso que van a durar para siempre en mi vida, qué ilusa.
El sentimiento del adiós definitivo a una persona es difícil de describir, quizá porque no es único, varía de cada persona a la que se lo decimos. Un amigo, "aquel que iba a ser tu compañero de vida", esa niña que se sentaba a tu lado en clase, ese familiar al que solo viste un día cuando tenías 8 años, aquel que te saludaba todas las tardes de vuelta a casa educadamente, esa amiga que parecía eterna... Son tantos, imposible enumerarlos, improbable que cada uno no despierte un sentimiento, difícil no echar de menos algo de cada uno, absurdo recordarlo, increíble lo rápido que ha pasado, inviable ponerse en contacto con todos ellos.

¿Recuerdas aquel hola tímido a cada uno de ellos? Supongo que de algunos hará tanto tiempo que
será imposible. Para otros tendrás la memoria demasiado clara, los detalles demasiado frescos.

Ahora ponte a recordar un instante con cada uno de ellos. Estremecedor, ¿verdad? ¿Con cuál te quedas? ¿Puedes decidir? Yo me quedo con los momentos de aquellas personas que han decidido quedarse en mi vida y con los de aquellas que no pueden estar (queriendo estar), porque son esos momentos los que de verdad merecen la pena, los momentos en los que se invierte el tiempo y no se pierde.

Es momento de pensar en el adiós. En el instante que les dijiste adiós a esas personas, ¿sabías que iba a ser la última vez que tendrías la oportunidad de decírselo? Si lo sabías, ¿lo aprovechaste para despedirte con sinceridad? Si no lo sabías, ¿piensas que el tiempo con aquellas personas fue invertido o perdido?



P.D. Quien fuera un perro, su dueño siempre vuelve.

jueves, 18 de mayo de 2017

Desnudos al amanecer nos encontró la luna

Hoy es uno de esos días en los que una no para de darle vueltas a las cosas, esas cosas que debería haber olvidado ya. Por mucho tiempo que pase habrá momentos, que me revolverán sentimientos y me recordarán palabras, que nunca olvidaré. El problema no es que siga recordando, es que sigue doliendo.

Supongo que te acordarás de aquella noche, de cómo se me iluminó la cara cuando te vi y de cómo se apagó cuando cerraste aquella puerta, bueno no creo que lo vieras, pero yo sí. Yo vi como aparecías, llegaste como los tsunamis y arrasaste con todo. 

Esa mirada cómplice y a la vez desconocida, esa que dice todo pero que al mismo tiempo no dice nada, esa en la que veía algo más que mi reflejo.
¡Qué decir de tus abrazos! Calman tempestades, cosen corazones y rompen miedos. Nunca me he sentido más en casa que en tus brazos porque nuestros corazones no podían estar más cerca.
Esa sonrisa tímida que dejaba asomar tu lado más tierno y me hacía sentir eso en el pecho que jamás entenderás.
Si te hubieras visto con mis ojos entenderías todo.

Fue aquella noche cuando perdí todo, no te perdí a ti (que puede que también, no sé si aun te tenía) me perdí a mí.

Fue ese abrazo, esa caricia, ese lugar que nos transportaban al primer día, iba a ser el último.
No podría describir lo que sentí al acariciar tu torso desnudo, me abracé a ti como un koala, como un niño pequeño que encuentra protección en su madre.
Posé mi cabeza en tu pecho, escuché palpitar tu corazón, las lágrimas ya resbalaban mi mejilla.
Te vestiste, me dijiste adiós y cerraste la puerta. 

"nos quisimos tanto a ratos que dolía todo el tiempo"

Dicen que las palabras vuelan, las tuyas se me clavaron en el alma; también dicen que las personas que nos hacen daño nunca terminan con nosotros.

supongo que aquel tsunami hundió el barco

Ese tsunami me hizo más fuerte y me enseñó que no todas las personas a las que queremos permanecen en nuestra vida para siempre, que no hay que tener miedo pero que a veces las ganas decaen.

Y es que detrás de aquella ventana, de la nada, pasamos a ser todo.
Pero detrás de aquella puerta, de todo, pasamos a ser nada.

esto, que a ti te dará igual, a mí me duele

Aun así te pido que no dejes que el tsunami arrase con todo, después de un tsunami es posible recuperarse aunque nada vuelve a ser lo mismo.

Y por eso te recordaré siempre: porque un tsunami arrasa con todo. Aunque termine, lo vivido mientras duró permanece en la memoria para siempre.