sábado, 30 de diciembre de 2017

Te voy a echar de menos toda la vida

Te voy a echar de menos toda la vida, pero toda la vida seguiría cerrando la puerta de nuestra historia si tú llamaras al timbre de nuevo. Porque al amor no le basta con querer, porque hay palabras que dejan cicatriz y besos que tapan mentiras. Ya sé que era amor, sabes que dudo que me quieras pero nunca he dudado de lo que te quiero yo a ti (hasta ahora).
La diferencia no es el fondo, sino la forma de querernos que tenemos. Tan incompatible, tan pletórica, tan intermitente, tan a ratos y tan de volvernos locos el uno al otro. Es cierto que toda la vida va a faltarme tu sonrisa bonita y tus ojos de joven enamorado mirándome desde lejos, y que yo echaré de menos mirarte el culo cuando te vas. Creceré, me haré vieja y me sentaré en una mecedora a recordar aquella época en la que intenté que camináramos juntos por las nubes, sin sentir el peso de la rutina sobre los hombros.
Eras la escapada perfecta, el sueño de una noche de verano, la resaca "feliz", el olor a libertad, el aire en la cara viajado en moto y el inocente ataque de risa de un niño.
Todo eso eras tú y todo eso me dabas. Pero jamás fuiste refugio, sino huida.
Cuando quise quedarme para siempre llegaron los problemas, descarriló el tren, el sueño se convirtió en pesadilla, tuve pánico a chocarme y finalmente me estrellé. Te atreviste a decir te quiero y lo entendí todo.
Estábamos locos de amor, pero con querer no bastaba, teníamos que entendernos, completarnos, respetarnos, admirarnos, sincerarnos pero, sobre todo, protegernos. Desde entonces no tengo dudas, te dejé ir para que me buscaras y me encontré a mí misma en la felicidad tranquila de no esperar a nadie.

Julita Erre, y algunas modificaciones por mí misma.

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